En el equipo de Openhost buscábamos una entrevista con él desde hace semanas y, finalmente, esta semana, lo logramos. A David Varona, exresponsable de redes sociales en RTVE y profesor en el Grado en Comunicación de la Universidad Loyola Andalucía, le gusta ir al grano.
Ayer nos hizo un hueco en su agenda al tiempo que ejercía de apagafuegos con sus niños en las cercanías. Nos habló de cuáles son, a su juicio, los males que azotan actualmente al periodismo, de recuperar sus valores tradicionales y, además, de no confundirlo con asumir un cambio que se prevé constante. Ah, ¡y también del CMS Opennemas! La conversación no tuvo desperdicio.
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Pregunta: ¿Ha dejado la calle de interesar al periodismo?
Respuesta: No, no le ha dejado de interesar la calle. El problema es que las empresas no tienen dinero para mandar a su personal ahí. Si no hay fondos para hacer un reportaje largo, que requiera viajes y gasto, sólo queda sentarse en la mesa, tratar de buscar información de donde se pueda, cada vez más rápido en una rueda que no para y que, además, exige una cantidad de contenido enorme y que jamás se produjo en la profesión.
Eso te tiene atado al teclado, produciendo piezas que motiven el click, porque ahora la economía se basa en eso: en el posicionamiento, el ‘clickbaiting’ y las redes sociales. Es un modelo bastante perverso. Si el público lo acepta, que parece que sí y además lo consume, la empresa pide que se hagan más, ahorrándose los costes de investigar, mandar a la gente a la calle, etc. Es un círculo vicioso.
P: ¿Cómo diferenciar cuándo un usuario de una red social puede servir como fuente fidedigna de información?
R: Desde mi punto de vista, no deberíamos considerar a una persona en redes sociales como una fuente de información periodística. No lo es, porque no cumple con los estándares que tradicionalmente hemos exigido. No es confiable, no es perdurable en el tiempo, es difícilmente verificable. ¿Qué sucede? Que si a esa persona que has contactado a través de las redes la cultivas, la trabajas, la frecuentas, la contrastas en el tiempo, al final puedes contar con ella. Y eso requiere un proceso periodístico de verificación que a veces no se hace, del ‘fact-checking’ de lo que esté diciendo. Si se hace, entonces puedes empezar a fiarte. Pero si no, no.
Hay un problema. Yo veo algo que publica una cuenta oficial y lo pongo en cuarentena. Hay que verificar eso, porque puede haber un problema de suplantación. Luego suceden cosas como “Ronaldo está triste. Lo dicen las redes sociales”. Y con eso hacen una bola tremenda, todo el mundo lo publica, especula de forma barata y nadie hace el trabajo básico de coger el teléfono. Hay un fallo de praxis. Quizá al final no habría noticia y sí, se caería el ‘soufflé’.
P: Una reflexión: es común en los medios de comunicación actuales invitar al lector a ejecutar acciones para proveerles de información. ¿No entraña un peligro a la hora de filtrar?
R: Yo soy totalmente partidario de la aportación del público, pero requiere una verificación profesional. Debemos involucrarnos en ese proceso, contrastarlo y compararlo con lo que yo tenga. No es solamente “pon aquí lo que te dé la gana”. El amateur no está entrenado para eso, y no tiene por qué, ya que no es su trabajo. Y ese trabajo no se hace, generalmente. Ahí está el otro problema, pero que la audiencia aporte cosas, sí, me parece rico.
P: En una reciente entrevista con El Mundo, Bob Woodward explicaba que, para él, “las mejores fuentes no son las voluntarias, sino las reclutadas”.
R: Es así. Tienes que trabajar con tus fuentes hasta que te fíes totalmente de ellas. Pongamos por ejemplo el caso del tsunami de Fukushima. No tenemos a nadie en el terreno, no podemos mandar allí a nuestro personal por el peligro y por estar al otro lado del mundo, pero hay gente tuiteando. De entrada, no me puedo fiar. Pero después de tres días, contrastando lo que dicen esas fuentes, esas personas, ya me puedo fiar. Porque lo que dicen coincide con lo de otros, lo que cuentan agencias y medios locales… Se puede hacer ese adiestramiento de las fuentes y, efectivamente, reclutarlas, como dice Bob Woodward. Y tiene razón: yo no puedo coger a voleo lo que dice la gente.
"Opennemas es una plataforma que los estudiantes de la Universidad Loyola Andalucía se encontrarán mañana si van a RTVE o El País. Y eso me parece positivo"
P: Si la ciudadanía va a Twitter y Facebook para informarse, ¿cómo deben actuar los medios para evitar caer en vicios como el ‘clickbait’?
R: Es que el modelo de negocio está basado en eso. Mientras la idea sea vender páginas vistas e impresiones, no hay otra manera. Al final, las cuentas aprietan, los que llevan el dinero dicen que hay que meter más en la caja, y tienen razón, porque hay que pagar las nóminas, gastos y demás. Ahora mismo no veo una alternativa. Habrá que equilibrarlo, habrá que hacerlo bien y también es cierto que la gente comienza a cansarse y pide otras cosas.
No es algo nuevo en los medios digitales. Cebos en portada para vender o no vender nada, como la prensa amarilla de los 80. Lo hace la televisión constantemente, vendiéndote una imagen a mitad de programa. El problema es que es muy visible, y nos parece que todos los males proceden de la prensa digital y no es así. Mientras el modelo sea la publicidad, no veo otra vía. Todo el mundo sabe hacer el trabajo bien hecho, otra cosa es que no te dejen, no quieras o no puedas.
P: Hablemos de las universidades españolas en su conjunto. Tras el adiós a las aulas, el vacío. ¿Falta inversión en la investigación en comunicación?
R: Falta inversión. En España es un hecho que se ha reducido durante la última década. Y hay un gran problema de burocratización de esa inversión: conseguir financiación para un proyecto es un proceso arduo, difícil, pesado, que desanima si no tienes ayuda a tu lado. Las subvenciones están sujetas a la transferencia del conocimiento, es decir, que lo que los investigadores descubramos o propongamos se lleve a la sociedad, lógicamente. Debe revertir en su beneficio.
¿El problema? Que el sistema de méritos universitario pasa por publicaciones en revistas de impacto internacional que generalmente están en Estados Unidos, en inglés y, sobre todo, son carísimas. Suscripciones de miles de euros al año. Es decir, nadie las lee. Sólo en el ámbito académico. Los empresarios de comunicación podrían no leer las publicaciones de mis compañeros o yo mismo, porque no acceden a ellas. Es un modelo endogámico.
P: ¿A qué aspira el Grado en Comunicación de la Universidad Loyola Andalucía en el próximo lustro?
Aquí hay tres ejes fundamentales. Uno, la misión de la Universidad, que tiene ver con ese impacto social de la investigación; por otro lado, el respeto a los principios básicos del periodismo, informando con rigor, contrastando fuentes y mirando por la calidad con textos, imágenes y vídeos cuidados; y por último, estar muy pegados a lo que hacen los medios de comunicación, porque si ellos trabajan con 'bots' nosotros también lo haremos, y si lo hacen con realidad virtual, nosotros también. Que cuando salgan al mercado, estén lo más actualizados dentro de lo posible.
Deben tener la cabeza lo suficientemente abierta como para saber que los cambios tecnológicos no les supondrán una barrera, porque con ello convivirán el resto de su vida profesional. Cambiando. Porque para picar piedra habrá robots, y por lo que les pagarán las empresas a los estudiantes es por sus ideas.
P: Los alumnos de su facultad comenzarán a usar el CMS Opennemas el año que viene. ¿En qué consistirá el proyecto?
En Opennemas veo una herramienta muy profesional. En apariencia, en la forma de trabajar a la que se van a enfrentar, no difiere en nada a la de las redacciones de cualquier medio hoy en día. No es como montarse un WordPress y luego adaptarlo a tu gusto. No es lo mismo. Es una plataforma que encontrarán mañana si van a RTVE o El País. Y eso me parece positivo. Además, genera un producto con las trazas de uno real.
La idea es, en este primer año, probarlo con los alumnos de tercer curso, en la asignatura de ‘Periodismo Digital’. Ver cómo funciona, cómo se mueven con ello, crear un medio entre las redacciones de Córdoba y Sevilla, poniéndose de acuerdo entre ambas. Y además, que sirva de base para un proyecto que se llamará Milla Cero, en el que queremos contar el 500º aniversario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Empezaremos en 2019 con miras a 2022 para hacer un gran medio en torno a esta idea. Desarrollaremos 'bots' y el año pasado ya hicimos estrategias de RRSS.